Un minuto de silencio por mis zapatillas que no han podido llegar a Santiago y abandonan el camino. Chirucas, ahora somos tu y yo.
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Como todos los días, salimos del albergue antes que el sol. Ayer se nos ha olvidado comprar el desayuno y a las 6 de la mañana no había ni un solo bar abierto para desayunar, por lo que decidimos seguir con el estómago vacío hasta encontrar a algún pueblo que nos diera de comer. Y esto nos costó un amanecer, un par de horas y 5,7km de caminata , pero ya llegaremos a esta parte.
Pues resulta que O Cebreiro no es lo más alto de la zona, sino que seguimos subiendo hasta los 1370msnm (el punto más alto de Galicia). Hacía frio por la mañana aunque felizmente nada de niebla, algo poco habitual en esta zona. El cielo estaba limpio y el manto de estrellas se veía a la perfección.
Cuando caminamos bajo las estrellas a la salida de Foncebadón, me fije en una constelación que tiene forma de flecha y apunta curiosamente al oeste (hacia donde vamos). En aquel entonces pensé que era cosa mía y del sueño que tenía, pero hoy la he vuelto a ver ahí indicándonos el camino. Lo gracioso es que hasta ahora sólo la veo yo, Axel dice que no hay ninguna flecha en el cielo. ¿Alguien por ahí la ha visto también y sabe su nombre? ¿O son las ganas de llegar a Santiago que me hacen ver cosas que no existen?
Seguimos caminando con nuestra linternita en medio del bosque cuando pasa por nosotros un guardia forestal en coche, se pára y nos dice que nos hemos saltado el desvío del camino, llevábamos unos cientos de metros caminando hacia a saber donde. Nos tocó volver a subir y buscar el famoso desvío, muy mal señalizado e imposible de ver con la oscuridad que había antes del amanecer. Luego nos enteramos que no fuimos los únicos que nos hemos colado, parece ser que el guardia ya sabe que muchos se pierden en este punto y va con su cochecito informando a los peregrinos despistados. Menos mal que está el hombre allí vigilante, aunque creo que seria mucho más sencillo y barato mejorar las señales de la zona.
Después de un largo rato caminando hambrientos, llegamos a Hospital de la Condesa y por fin encontramos un bar abierto con un desayuno de primera y a muy buen precio. Después de este pitstop ya podía seguir mi camino más feliz
La zona por donde discurre esta etapa del camino es tan bonita como la de ayer, las vistas de los montes verdes son una pasada, te cruzas por varios pueblos rurales, vaquillas pastando, gallos anunciando el inicio del día y gallinas haciendo cocoricó además de unos cuantos perros-lobos paseándose libre por ahí.
Nuestro objetivo era llegar a Triacastela y para ello teníamos que bajar unos 600m de desnivel. Ya sé que hacia abajo todo santo ayuda, pero las rodillas luego se quejan del esfuerzo que tienen que hacer para que no bajes rolando como un fardo de paja por el monte. Como teníamos tiempo suficiente, fuimos despacio disfrutando del paisaje y haciendo todas las paradas que nos pedía el cuerpo.
Llegamos a Triacastela sobre las 13h, poco antes de que empezara a llover. Hicimos el checkin en el albergue y nos fuimos al restaurante de al lado a alimentar el cuerpo que ya pedía. Probamos por fin el famoso caldo gallego (que no ha sido muy de mi agrado) y de postre, como no, queso de O Cebreiro con miel de la zona, buenísimo.
Hemos pasado la tarde dormidos, con la lluvia que había tampoco era plan de estar en la calle. El tiempo nos ha ayudado mucho hasta ahora pero Galicia no sería Galicia sin lluvia, claro está. Dice Google que hasta el martes el tiempo no va a mejorar por lo que ya tenemos los chubasqueros preparados para mañana.
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